Virgo
La protección de Júpiter acompañará a los virginianos durante todo el mes. Estos buenos influjos se harán sentir en un considerable aumento de la energía y en la tendencia a estar más extrovertidos y con deseos de hacer nuevas cosas. Resurgirán los deseos de activar viejos proyectos archivados durante largos meses. Hasta el día 10, sin embargo, y debido a la hostilidad de Mercurio, pueden surgir trabas en el trabajo o en las actividades que desempeñen. Los virginianos típicos se sentirán más hipocondríacos y tenderán a hacer un recuento diario de sus malestares.
Mientras dure la influencia de Mercurio, los estados predominantes serán el abatimiento y la mufa. Con el ingreso de Mercurio en Capricornio el día 11 y hasta el 29, su cerebro, que es una computadora, va a actuar a 100 kilómetros por hora. Estarán particularmente lúcidos y querrán hacer todo en un día. Pueden conseguir aumentos de sueldo, ascensos, reconocimientos, todo gracias a su propia capacidad y a la proverbial tenacidad virginiana.
A partir del 11, también es un buen momento para activar trámites, jubilaciones y otras gestiones habitualmente engorrosas. No se duerma en los laureles si quiere evitarse problemas y demoras más adelante. La gravitación de Marte con Sagitario en los primeros días puede ser la causa de lastimaduras, golpes o pequeños accidentes ocasionados por querer excederse con todo lo que pueden emprender. Los virginianos tienen una envidiable capacidad de trabajo, pero deben aprender a moderarse y a no abusar de esta cualidad.
Pero salvados estos pequeños inconvenientes, los nativos de Virgo sentirán que no hay límites para las cosas que quieren hacer. Harán un prolijo recuento mental de todo los que le quedó pendiente y se abocarán, con todas sus energías, a no dejarlo postergado un minuto más. En el amor, no podrán evitar la tendencia exasperante a criticarlo todo. Si usted es un Virgo típico, recuerde el adagio que dice que no hay que ver la paja en el ojo ajeno, sino la viga en el propio.
Trate de disfrutar más de la vida sin mirar si hay pelos en la sopa.